La Forma del Cómo.

LA FORMA DEL CÒMO.

Cuando ya hemos puesto orden en el pensamiento a través de la palabra, surge entonces la pregunta que desvanece al instante todo atisbo de magia; ¿Cómo lo hago?  Esa pregunta nos lleva de regreso al lugar del que estábamos intentando salir, habíamos dado un paso hacia adelante y ahora damos dos hacia atrás. Tratar de dar respuesta al cómo, no nos permite ver más allá de nuestras narices, al pretender dar solución al cómo, le estamos cerrando la puerta a todas las demás posibilidades que hasta este momento nos son desconocidas.

Cuando tomamos un taxi, le decimos al conductor a dónde queremos ir, pero sabemos que no tenemos que decirle cómo va a llegar, confiamos en que él sabe, e incluso, tratar de dirigirlo se podría interpretar como una intromisión ofensiva para el chofer, porque yo no lo estaría dejando hacer su trabajo.

Cuando tomamos un avión o un tren, es lo mismo, compramos un boleto al lugar al que queremos llegar, pero no nos preocupamos en absoluto de la forma, los medios, o el cómo llegaremos. Ni de todo el entramado de personas, procesos y acontecimientos que sean necesarios para llegar ahí. Eso no está en nuestro control, no sabemos cómo, pero tenemos la certeza de que llegaremos a nuestro destino.

Cuando vamos nosotros al volante, es igual, sabemos a dónde vamos, sin embargo, sólo podemos ver un tramo del camino a la vez, no sabemos lo que podemos encontrarnos en el siguiente tramo, pero tomamos el riesgo, confiamos, porque, aunque no podemos ver el camino completo, sabemos que hay un camino, aunque no podamos ver aún el lugar al que queremos ir, estamos seguros de que, si seguimos recorriendo, tramo a tramo, llegaremos.

Parece estúpido pensar que, porque en determinado momento no podamos ver físicamente algo, signifique entonces que esa cosa o ese algo no exista. Pero es esa exactamente la lógica detrás de cómo vivimos nuestras vidas. Creer solo en lo que podemos ver y tocar, es perdernos de las posibilidades infinitas que existen y que podrían manifestarse si les abriéramos la puerta o si sencillamente camináramos hacia ellas. Pero elegimos cada día seguir creyendo en lo conocido, en lo que hemos creado para nosotros desde nuestra mente enferma.

Decidimos creer cada día en los paradigmas imperantes del mundo desquiciado en el que vivimos, la política, la economía, la religión, la ciencia… sin darnos cuenta que estos que tan fehacientemente defienden sus postulados actuales, son exactamente eso, actualidad, pero 20 años atrás los postulados eran otros, la verdad era otra, lo posible o imposible era diferente, todo se reduce al contexto temporal y cultural de la humanidad, lo normal, lo válido y lo real, varía cada determinado tiempo. Piensa que, en una época de la humanidad, fue normal la esclavitud, fue normal creer que la tierra era plana, fue normal que las mujeres no tuvieran derechos, para todo un país fue normal exterminar a otra parte de la población por creerse una raza superior… y así podemos seguir nombrando hechos históricos todo el día. Mientras creamos que la realidad personal viene determinada por lo que nos impone la actualidad, seguimos siendo borregos de un sistema podrido y enfermo. La responsabilidad, consciencia y libertad individual es la única vía de escape de la humanidad.

Por ejemplo, si estamos en Los Ángeles y queremos ir a New York, a nadie se le ocurriría pensar, que, porque no puedo ver New York en ese momento y porque no sé cómo llegar, entonces no llegaré, o peor aún sería creer que entonces, debido a mi ignorancia sobre la ciudad, New York no existe, quizás no exista para mí, porque la desconozco, pero sí existe. El hecho de que no pueda verla es precisamente porque no estoy ahí, pero es estando en los Ángeles como puedo empezar a pensar en ir a New York. Pero si creo que es imposible salir de L.A. si no hago lo que me corresponde hacer y si empiezo a querer hacer el trabajo que no me corresponde, probablemente me quedaré en L.A para siempre.

¿Acaso podemos ver en nuestro día a día la fuerza magnética, o la ley de la gravedad?

No, porque todas las fuerzas y leyes de la naturaleza, que rigen el mundo, son invisibles y funcionan sin nuestra intervención.

Las galaxias, la naturaleza, la tierra y el universo entero giran sin nuestra intervención, nuestro cuerpo desarrolla miles de procesos internos sin nuestra ayuda…nosotros somos parte de toda esa red, cuando nos sentimos unidos a la perfección de lo infinito, de lo eterno, de lo que no se crea ni se destruye, podemos entender que la divinidad en nosotros, la vida, Dios, el universo, la energía infinita, el amor perfecto, la esencia de todas las cosas, el alma, el espíritu, o como lo quieras llamar, tienen un par de recursos más que el yo, más que la concepción egòica de nosotros mismos… para crear afuera la verdad de lo que somos.

¿Pero entonces qué es lo que sí puedo hacer? La respuesta a esta pregunta es tan obvia que parece mentira. Debo hacer, sólo única y exclusivamente lo que me corresponde, lo que está en mi control, lo demás no depende de mí.

¿Qué es lo que sí depende de mí? Empezar a ubicarme mental y emocionalmente en la realidad a la que me quiero dirigir. ¿Quiero ir a New york? Primero tengo que estar convencido que es posible hacerlo, puedo imaginar los lugares que visitaré ahí, puedo leer e investigar sobre la ciudad, puedo conectar con personas que vivan ahí, etc.

Byron Katie, en su libro “amar lo que es” nos dice que hay tres tipos de asuntos: los míos, los de los demás y los asuntos de Dios. Debo asegurarme de mantenerme siempre dentro de mis asuntos. Debo estar muy consciente de lo que me corresponde, de lo que está en mi control, en mi circulo de acción, de lo que es mi trabajo y de lo que no lo es.

Tengo que atreverme a caminar hacia terreno inseguro, hacia lo desconocido, hacia la incertidumbre.

Es un salto al vacío, lo sé, pero es la única manera. Te puedo asegurar que, quedándote en lo conocido, sólo podrás seguir obteniendo más de eso, más de lo mismo. Al final siempre es tu decisión, pero ahora no puedes decir que no lo sabías.

Einstein dijo que no se puede salir de un problema desde el mismo lugar en el que se creó el problema. Por ende, lo esencial es moverse de ese lugar mental.

El gran conflicto que tenemos los humanos, es que queremos encontrar las respuestas y las soluciones en el mismo nivel en el que fueron creados los problemas. Y la solución nunca está ahí en lo denso, está en el plano sutil, invisible, intangible.

Puedes incluso pensarlo como una cuestión de perspectiva básica, entre más cerca estás de un objeto, menos puedes apreciar la totalidad del mismo, es alejándote, tomando distancia, como puedes apreciarlo completo, en todos sus ángulos, en su verdadera forma y tamaño. Es saliendo de tu actual visión y percepción de las cosas, como las cosas pueden cambiar.

En física cuántica, el “efecto observador” consiste en que el sujeto que observa puede modificar al objeto observado. Así que no olvidemos nunca que somos los observadores, y por lo tanto tenemos el poder de transformar nuestra realidad.

Cuando yo le informo claramente a la vida lo que quiero lograr, la vida se encarga de darle forma en mi realidad. Pero primero deberé asegurarme de sentirme cada día como si ya eso fuera una verdad en el momento presente. Es esa la forma de salir de la prisión, no esperes a que las cosas afuera, en lo denso, en lo material, cambien, para sentirte bien, debes sentirlo antes, debes hacer la transformación en el plano sutil, antes de que puedas verlo afuera materializado, ese es el único secreto, al hacerlo ya has salido del campo vibracional que te mantenía en tus circunstancias actuales, y lo demás es sólo cuestión de tiempo.

Dense cuenta que al tratar de encontrar el cómo por nosotros mismos, lo que estamos haciendo es querer generar una nueva realidad a partir del conflicto interno que precisamente nos generó la realidad que vivimos y experimentamos en el ahora.

En la consulta se ven casos como los siguientes:

…Mujer quiere encontrar pareja, pero los hombres sólo la quieren como amiga… al indagar en lo oculto, llegamos a la verdad del conflicto, resulta que sufrió un abuso que tenía reprimido y por eso una parte de ella no quiere el deseo de los hombres.

Asimismo,

…Lo que más desea María es poder hablar en público, pero se queda muda, no le salen las palabras… indagamos y descubrimos que viene de un hogar violento en donde aprendió que hablar era peligroso, que siempre era mejor para ella permanecer callada.

Por otro lado,

…Luis quiere encontrar trabajo, pero no lo consigue… profundizamos y encontramos que su pareja es muy exigente y malgastadora con el dinero, por lo que el conflicto viene de la creencia de que entre más dinero gane, más le tendrá que dar, la solución inconsciente que encuentra, es no conseguir trabajo y así no tener dinero para darle.

Pueden observar, a través de estos ejemplos, la manera en la que funciona nuestra mente, por eso la importancia de resolver el caos y la incongruencia interna. Cuando resuelvo los conflictos y contradicciones, en el plano sutil, en el plano del pensamiento, de la energía, de la palabra… entonces el mundo denso obedece.

En un Curso de milagros, se nos dice:

“Limítate simplemente a hacer la pregunta. La respuesta se te dará. No trates de contestarla; trata simplemente de recibir la respuesta tal como se te dé.

Y eso es todo. Añade algo más y estarás desvirtuando lo poco que se te pide.

Esto es lo que hace que el instante santo sea algo tan fácil y natural. Haces que sea difícil porque insistes en que debe haber algo más que tú tienes que hacer. Te resulta difícil aceptar la idea de que sólo necesitas dar un poco para recibir mucho. Y te resulta difícil entender que no es un insulto personal el que hay tal desproporción entre tu aportación y la del espíritu.

Todavía estás convencido de que tu entendimiento constituye una poderosa aportación a la verdad y de que hace que esta sea lo que es. Más hemos subrayado que no tienes que comprender nada. La salvación es fácil de alcanzar precisamente porque no te pide nada que no puedas dar ahora mismo”.

“Someter todos los problemas a una sola respuesta es invertir completamente la forma de pensar del mundo. Y sólo eso es fe”.

“Los que están seguros del resultado final pueden permitirse el lujo de esperar, y esperar sin ansiedad.

Para el maestro de Dios, tener paciencia es algo natural. Todo lo que ve son resultados indudables que ocurrirán en un momento que tal vez aún le sea desconocido, pero que no pone en duda.

El momento será tan apropiado como la respuesta. Y esto es verdad con respecto a todo lo que ocurra ahora u ocurra en el futuro.

Tener paciencia es algo natural para los que tienen confianza. Seguros de la interpretación final de todas las cosas en el tiempo, ningún resultado, ya visto o por venir, puede causarles temor alguno”.